domingo, 22 de marzo de 2009


Que mal me parece que una mujer que no logra que en el Senado estén todos de acuerdo con ella, se ponga a llorar.
¡¡Que poco carácter!! ¡Que poca fortaleza!!
Y, no es porque sea mas o menos emotiva, sino que no es el recurso adecuado cuando se está perdiendo una discusión.
¿Que pasaría si un hombre se pusiera a llorar, si no tiene el apoyo de todos?
Evidentemente, perdería el respeto de los demás.
Lo mismo que le pasa a una mujer, la diferencia es que el comentario es .....¡¡¡pobre!!! y en realidad piensan ¡¡¡pobre tonta!!!
Por eso las mujeres no logramos ganarnos el espacio necesario y respetado que merecemos.

Alejandra

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